miércoles, 1 de julio de 2009

Bucear en la historia de las palabras

Bucear en la historia de las palabras puede resultar una actividad la mar de interesante y eso es lo que hacen algunos estudiosos de la lengua, dejándonos en sus libros curiosas anécdotas que nos ilustran sobre el nacimiento y el recorrido de muchas de las palabras que empleamos.
Cremallera, palabra derivada del vocablo francés cremaillère, era en su origen una “barra metálica con dientes destinada a suspender ollas, calderos, etcétera, sobre el fuego”. Hoy conserva el sentido de “barra metálica con dientes en uno de sus cantos que al engranarse con un piñón, convierte un movimiento circular en rectilíneo o viceversa”.
Cremallera, en el sentido de “cierre que se aplica a una abertura longitudinal en prendas de vestir, bolsos y cosas semejantes”, y que consiste en dos tiras de tela guarnecidas en sus orillas de pequeños dientes que se traban o destraban entre sí al abrir o cerrar, es palabra de uso no demasiado frecuente en México, donde la mayoría de las veces se sustituye por el término genérico cierre, aplicable a todo aquello que sirve para cerrar. Recoge, también, el Diccionario de la Real Academia que en algunos lugares de habla hispana, como en Argentina, Perú y Uruguay, el grupo nominal “cierre relámpago” equivale a esta cremallera.
La cremallera fue inventada en 1837 por un mecánico estadounidense, que la patentó y la expuso, sin éxito, en la Exposición de Chicago en 1893.
A partir de 1920, las cremalleras, en el sentido de cierre, utilizadas sólo para los uniformes militares, empezaron a emplearse en la ropa civil, convirtiéndose en un accesorio de moda, en 1935, cuando la famosa modista Elsa Schiaparelli presentó una colección de modelos llenos de cremalleras.
Hoy sigue siendo un accesorio presente en casi todas las colecciones de los más prestigiosos diseñadores.
Y cierro la colaboración con una inteligente frase atribuida al genial filósofo griego Anaxágoras, del año 500 a.C., que dice: “Si me engañas una vez, tuya es la culpa. Si me engañas dos, la culpa es mía”. Abusado.

Luque Maricarmen

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