miércoles, 1 de julio de 2009

Discreción y prudencia

Curiosamente, la lengua, ese instrumento que sirve de vehículo para expresar con claridad y precisión lo que sentimos y para comunicarnos, a veces no es tan clara ni precisa y, ocasionalmente, entorpece nuesracomunicación.
Sucede, por ejemplo, con el verbo heredar, a causa de su doble sentido activo y pasivo.
Si dicen que fulano heredó una casa, no se puede saber si el tal fulano la dejó en herencia o la recibió. Es necesario especificar el coplemento, a quin (la dejó) o de quién (la recibió). A quién la heredó o de quién la heredó.
Esta ambigüedad puede producirse en algunos lugares del área hispanohablante, como en México y en Centroamérica, donde el verbo heredar se usa con estos do sentidos. No sucede n el resto del ámbito hispánico, donde para el significado activo, es decir, dejar en herencia, se emplea el verbo legar, conservando el sentido pasivo del verbo heredar, esto es, recibir bienes o acciones de alguien mediante testameno, en herencia.
"Enrque heredó la casa; su padre se la legó".
La distinción hace imposible la confusión.
Esta doble significación, activa y pasiva afecta a otros verbos, como el oler. Oler, como verbo transitivo, significa "percibir ls olores". Como intransitivo, "echar de í o exhalar buen o mal olor". Y este doble sentido puede dar lugar a situaciones jocosas, porque no es lo mismo una cosa que la otra. Cuando hay un fétido olor ambiental, preguntar a la persona que está a nuestro ldo, para confirmar si percibió tambin el mal olor: "¿tú hueles mal?", es comprometido, porque puede interpretar que lo que en realidad queremos saber es si él es la causa del mal olor. Y aquí no hay manera de distinguir. Oler es así de ambiguo.<>Precisar el sentido requiere, en esta ocasió, dotes de discreción y prudencia.

Luque Maricarmen

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