jueves, 2 de julio de 2009

Juegos Olímpicos, un poco de historia

Parece tema casi obligado el de los Juegos Olímpicos; por eso voy a acercarme a ellos, pero de forma distinta a lo que en estos días llena casi todos los medios de comunicación, es decir, tomando como eje la palabra y su historia.
Situemos la ciudad de Olimpia en la Antigüedad. Era el centro religioso de la región del Peloponeso, célebre por el santuario de Zeus Olímpico y por los juegos que en ella se celebraban en honor a ese dios.
Según la tradición, la fecha oficial de la fundación de los Juegos Olímpicos es el año 776 a.J.C., celebrándose con gran esplendor cada cuatro años, hasta el año 393 d.J.C. fecha en que fueron prohibidos por el emperador Teodosio por considerarlos ceremonias paganas.
Olimpia, que no era propiamente una ciudad sino un centro religioso y artístico, se convirtió en punto de atracción de las más importantes ciudades de Grecia, que fueron consagrando al dios valiosas ofrendas hasta convertirla en una rica depositaria de valiosos tesoros. Con la dominación romana, Olimpia se enriqueció aún más, pero después del emperador Adriano, perdió toda función política y religiosa, quedando reducida a una aldea fortificada contra las invasiones bárbaras, y abandonada después.
Sin embargo, su nombre quedará ligado siempre a las Olimpiadas, cuya memoria hizo que los Juegos fueran reinstaurados, a instancias del francés Pierre de Cobertin, en 1896, y celebrados en la ciudad griega de Atenas.
A partir de entonces, han ido teniendo lugar en distintas ciudades del mundo: en París, en 1900, en Saint Louis, en 1904. En 1908, en Londres, y en Estocolmo en 1912. Después del paréntesis de la 1ª Guerra Mundial, se reanudaron en Amberes, en 1920. De nuevo se celebraron en París, en 1924, en Amsterdam, en 1928, en Los Angeles, en 1932, y en Berlín, en 1936. La interrupción forzosa por la 2ª Guerra hizo que no hubiera Juegos hasta 1948, cuya sede volvió a ser la ciudad de Londres; Helsinki, en 1952, Melbourne en 1956, Roma en 1960, Tokio en 1964, Ciudad de México, en 1968, Munich, en 1972, Montreal, en 1976 y Moscú, en 1980.
Desde ese año, y hasta hoy, a punto de comenzar en la ciudad de Pekín (Beijing), se fueron celebrando con la misma periodicidad en las ciudades de Los Angeles (1984), Seúl (1988), Barcelona (1992), Atlanta (1996), Sydney (2000) y Atenas (2004).
Citius, altius, fortius seguirá hoy, como entonces, rezando el lema de los Juegos Olímpicos: más rápido, más alto, más fuerte.

Luque Maricarmen

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