domingo, 12 de julio de 2009

La doble negación

Muchas dudas suscita el tema de la doble negación que se produce en el lenguaje habitual cuando se emplean, en un mismo enunciado, dos partículas negativas. Todas ellas provocadas por el conocido axioma de “dos negaciones afirman”. Pero, amigos, la cuestión es que la lengua no es una ciencia exacta, como las matemáticas o la física; la lengua es un instrumento creado por los seres humanos para poder comunicarse. Y está sujeta a múltiples factores: personales, históricos, geográficos, sociológicos, y tantos más... que van determinando formas y modos de expresarse.
Precisamente por eso, por todo aquello que de vez en cuando hace que se muevan nuestras convicciones lingüísticas, es por lo que tan necesaria resulta la existencia de organismos reguladores, las academias, que vayan poniendo orden en este “cosmos” tan complejo y tan hermoso que es el idioma. Y más el nuestro, que se extiende por veintiún países y en el que nos entendemos más de cuatrocientos millones de personas.
Y respecto a las dudas que mencionaba al principio, la academia de la lengua dice que cuando el verbo de un enunciado va seguido de adverbios o pronombres de sentido negativo (nunca, jamás, nada, ninguno, etcétera), ese verbo irá precedido el adverbio de negación, no. Por ejemplo: No llamas nunca. No lo haré jamás. No quiero nada. No lo sabe nadie. No llegó ninguno.
Claro que estos enunciados negativos pueden construirse con los adverbios y pronombres antepuestos al verbo, en cuyo caso no necesitan la negación, no: Nunca llamas. Jamás lo haré. Nada quiero. Nadie lo sabe. Ninguno llegó.
En cuanto al pronombre indefinido nada, cuando va pospuesto al verbo, en la oración debe aparecer algún otro elemento negativo: Aquel día nadie vio nada. En el juicio ningún declarante dijo nada.
Cualquiera de las formas indicadas de negar es correcta.
El indefinido nadie no admite complementos partitivos, y si los necesitara, deberá ser sustituido por ninguno. Según esto, no es correcto: “nadie de nosotros” ni “nadie de ellos”, sino: ninguno de nosotros o ninguno de ellos. El verbo puede ir en singular o en plural: en singular, ninguno de nosotros irá a la boda, o en plural, ninguno de nosotros iremos a la boda. Si ninguno va seguido de un complemento plural introducido por de, más sustantivo, el verbo irá en singular: ninguno de los presentes asistirá a la boda o ninguno de los testigos presentó su testimonio, o ninguno de los hermanos terminó la carrera.
Son vulgares las formas nadien y naide.
En fin, amigos, se trata de precisiones lingüísticas inevitables.


Luque Maricarmen

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