jueves, 2 de julio de 2009

Los vaivenes del lenguaje

Un error que se comete con relativa frecuencia, y que merece ser señalado, es el uso indistinto de los verbos ampliar y amplificar, en determinados contextos.
Cierto que ambos son sinónimos, y en el sentido amplio significan “extender o dilatar”. Algo se amplifica cuando se amplía, se extiende o se dilata; pero para referirse concretamente a la “reproducción de fotografías, planos o textos en tamaño mayor del original” es más propio y culto decir ampliar que amplificar. Y lo que resulta no es una amplificación sino una ampliación.
Como dato complementario, el verbo ampliar se acentúa igual que “enviar”.
En cuanto a los adjetivos dactilar y digital, cuyo significado es “relativo o perteneciente a los dedos”, pueden usarse indistintamente cuando califican a los sustantivos “huella o impresión”. Y tan correcto es huellas dactilares o digitales, como impresión dactilar o digital.
Sin embargo, en el sentido de dígito, el adjetivo adecuado es digital; por eso se aplica a los instrumentos de medida expresada con números dígitos: reloj digital.
Algo menos árido es la explicación a las consultas que recibo sobre por qué se compara a la persona voluble con el camaleón, y a quién se conoce como “ratón de biblioteca”.
Considerando la capacidad del camaleón de cambiar de color según las condiciones ambientales, suena lógico que a quien cambia de opinión o de conducta por interés, es decir, al que es voluble, se le compare con este reptil.
Durante siglos se llamó “ratón de biblioteca” al erudito que asiduamente escudriñaba cultura en los libros, entre el polvo de las bibliotecas. Con las modernas tecnologías, ¿esta especie no correrá riesgo de extinción y desaparecerá el apelativo?
En fin, la marcha de la lengua va adaptándose a los tiempos y son éstos los que determinan los vaivenes de las palabras.

Luque Maricarmen

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