jueves, 2 de julio de 2009

Pulsera, esclava, collar, arete…Adornos personales

Dedicamos estas líneas hoy, por indicación de una lectora, a precisar el significado de las palabras que designan adornos personales, esos accesorios que siempre utilizaron, y seguimos utilizando para engalanarnos, mujeres y hombres, hombres y mujeres (tanto monta, monta tanto...). Distingamos entre pulsera, brazalete y esclava.
El nombre de pulsera se debe a lo que antiguamente se empleaba para sujetar en el pulso de un enfermo algún medicamento que le confortaba. Como objeto de adorno, hoy es una joya que suele ser de algún metal fino, con piedras, perlas, etcétera, y que se lleva en la muñeca. La esclava es un tipo de pulsera sin adornos, en forma de aro y que no se abre.
El brazalete es el aro de metal o de otra materia, con piedras preciosas o sin ellas, que rodea el brazo por más arriba de la muñeca.
Entre collar y gargantilla apenas hay diferencia. Ambos son adornos que ciñen o rodean el cuello, aunque la gargantilla es más corta que el collar.
Las palabras arete y pendiente se empleaban antes para nombrar el adorno que usaban algunas mujeres atravesando el lóbulo de cada una de las orejas. Hoy se ha generalizado el uso en hombres y mujeres y, como saben, no sólo atraviesan el lóbulo de la oreja, sino otros lugares del cuerpo.
En cuanto al nombre, arete se refiere más bien al que es un arillo, mientras que el pendiente suele tener algo colgante. Sin embargo, en el lenguaje habitual, las dos palabras son de uso indistinto.
Anillo y sortija son sinónimos. Sirven para nombrar el aro que se lleva por adorno en los dedos de la mano.
La argolla es el nombre que se le da en América al anillo de matrimonio, aunque también puede llamarse alianza. Aunque he de confesar que a mí me gusta más el nombre de alianza que de argolla, pues prefiero llevar en el dedo, como símbolo matrimonial, algo que simbolice el pacto o unión de dos personas hacia un mismo fin, significado de alianza, que lo que debidamente ajustado sirve para amarrar, o lo que sujeta a alguien a la voluntad de otro, ambos, sentidos originales de la palabra argolla.
Pero el hablante es quien elige el término.

Luque Maricarmen

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